La depresión mayor es un trastorno que afecta profundamente la capacidad de una persona para disfrutar la vida y realizar actividades cotidianas. Las nuevas orientaciones en terapia para la depresión mayor pretende a ayudar a las personas a vivir mejor y recuperar la ilusión por su vida.
No sólo se trata de un intenso sentimiento de tristeza, sino que puede interferir en otros aspectos físicos como el hambre o el sueño. Tratar la depresión mayor requiere un enfoque integral que incluya la terapia psicológica, así como la medicación y un apoyo constante cuando sea necesario.
¿Qué es la depresión mayor?
Como hemos comentado antes, el trastorno depresivo mayor es una condición clínica compleja que incluye un estado de ánimo deprimido durante al menos dos semanas consecutivas, acompañado de otros síntomas como fatiga, insomnio, y pérdida de interés en actividades que antes resultaban placenteras.
Aunque una de las características que mejor define a la depresión mayor es una pérdida de objetivos o esperanza en la vida. La persona que acude a consulta suele referir una falta de motivación por las cosas que antes lo hacían feliz o una falta de interés por el futuro.
Un enfoque integral
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
La Terapia Cognitivo-Conductual es ampliamente reconocida como la terapia para la depresión mayor con mayor apoyo empírico. Este enfoque se centra en identificar y modificar los pensamientos negativos que perpetúan el malestar emocional. A través de la TCC, los pacientes aprenden a reemplazar estos patrones negativos por otros más realistas y equilibrados (puedes leer más sobre esta terapia en el enlace).
Sin embargo, existen otras maneras (más eficientes en tiempo y sencillas para el paciente) de abordar los trastornos emocionales.
En lugar de «animarse» o de tener pensamientos más positivos (como dicta la lógica) puede ser más efecto poner a la tristeza como algo externo sobre lo que podemos actuar. Y centrarnos en cambiar nuestras conductas para que nuestros pensamientos cambien fruto de la experiencia.
Este enfoque también se alinea con los nuevos enfoques en psicología, que insta a las personas a actuar frente a las emociones en lugar de evitarlas.
Medicación antidepresiva
Los antidepresivos pueden ser un apoyo fundamental en la terapia para la depresión mayor.
Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina y la sertralina, son los más utilizados debido a su perfil de seguridad. Estos medicamentos ayudan a regular los niveles de serotonina en el cerebro, lo que estabiliza el estado de ánimo de los pacientes.
Sin embargo, la medicación no deja de ser como una muleta. Por mucho que sostenga o alivie al paciente, si este no efectúa pasos para cambiar sus conductas, la medicación por si sola no será una solución a largo plazo (aquí tienes uno de mis artículos acerca de cómo combatir la tristeza).
Terapias alternativas
En los casos en que los métodos convencionales de la terapia para la depresión mayor no resultan, se pueden utilizar terapias alternativas como la estimulación magnética transcraneal o la terapia electroconvulsiva (TEC).
Estas opciones han mostrado resultados positivos en personas que no han respondido bien a otros tratamientos. Sin embargo, es preciso advertir a los pacientes de que existen muchas terapias mal llamadas «alternativas», ya que no representan ninguna alternativa real.
Orientaciones terapéuticas como las Flores de Bach, las Constelaciones o la Gestalt no son más que lugares donde vendehúmos (cuando no sectas), encuentran a multitud de adeptos que, debido a su desesperación, están dispuestos a probar cualquier cosa.
Cabe recalcar que la mayoría de estas orientaciones no sólo están desaconsejadas sino que la mayoría de las veces resultan perjudiciales para el paciente.
El Papel del Entorno y los Refuerzos
Uno de los factores clave que perpetúan la depresión mayor es la reducción de refuerzos positivos en el entorno.
Cuando una persona no encuentra gratificación en las actividades diarias, es más probable que se aísle y entre en un ciclo de desesperanza. Introducir pequeñas actividades placenteras gradualmente puede marcar la diferencia en la terapia para la depresión mayor.
Por ejemplo, si el paciente disfrutaba de caminar por el parque como una rutina frecuente, reintroducir esta actividad poco a poco, aunque al principio parezca difícil, puede comenzar a romper el ciclo de las conductas depresivas.
El Mito del Positivismo y la Necesidad de Actuar
El positivismo excesivo, con sus frases como «anímate» o «todo va a estar bien», a menudo no solo son inútiles, sino perjudiciales. Los pacientes que escuchan estos mensajes pueden sentir que no se comprende su dolor o que se lo banaliza.
En lugar de eso, es más efectivo enfrentar las emociones negativas de una manera estructurada y realista.
La Terapia Breve Estratégica enseña a los pacientes como abordar la tristeza desde una lógica distinta, cambiando la función que tiene el problema y transformándolo en algo más controlable.
Estrategias de Acción Concretas
Para salir del estado depresivo, se necesita un plan de acción claro. Recibir terapia para la depresión mayor puede ayudarte a marcar algunos de estos cambios:
- Pequeñas metas diarias: Establecer objetivos simples, como salir a caminar o leer un capítulo de un libro, puede ayudar a dar los primeros pasos.
- Aceptar las emociones: Reconocer y trabajar con las emociones negativas, en lugar de evitarlas, es un paso esencial en la recuperación en la terapia para la depresión mayor.
Redefinir expectativas: Ajustar las metas a lo que el paciente puede lograr en ese momento, sin presiones, ayuda a evitar frustraciones.
Conclusión
La terapia para la depresión mayor debe abordarse desde múltiples ángulos, combinando terapia psicológica, medicación, y ajustes en el estilo de vida.
Externalizar la tristeza y actuar de forma consciente son claves para cambiar los patrones de pensamiento negativos. Aunque puede ser un proceso largo, con el enfoque adecuado, es posible superar la depresión y llevar una vida plena y gratificante.
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